Día 50

Nos vamos ya de Japón. Ha amanecido lloviendo. Recogemos todo, nuestro avión sale a las 16:30 de Japón, las 14:30 de Vietnam. No nos gusta llegar tarde o ir corriendo, así que preferimos salir ya.

Cogemos un Uber hasta la estación de donde sale el tren hacia el aeropuerto. El recorrido dura casi dos horas, así que hay que tomárselo con paciencia. Cuando vamos a salir del recinto del metro la tarjeta no nos deja pasar, le ponemos más dinero y tampoco, se acerca a nosotros un operario del metro, es joven y nos habla en español. Le ponemos el dinero justo y por fin podemos salir. Nos dice que le gusta mucho España.

Antes de que se me olvide os quiero contar varias curiosidades, os he dicho que llueve, veo que la gente lleva (casi todo el mundo) paraguas transparentes, pregunto y me dicen que es para tener visibilidad al andar, ¿no os parece que tiene su razón? Pero esto contrasta con los paraguas oscuros, especiales para no dejar pasar los rayos ultravioleta, los venden en todas las tiendas, son plegables y no tienen más de tamaño que un mando pequeño de televisión. Ya sabéis que aquí no les gusta la gente morena porque estar morenos para ellos es sinónimo de ser trabajador de la tierra y por lo tanto gente más simple. No solo llevan paraguas, también guantes blancos de algodón y manguitos. Además ahora están muy concienciados con lo perjudicial que puede ser el sol para enfermedades de la piel.

Se me olvidó contaros algo sobre el restaurante de Sushi, cuando terminas de consumir los productos, le das a la pantalla donde has estado haciendo el pedido y pides la cuenta, se sale el ticket y tú solito vas a una máquina que está a la salida y sin ningún control pagas, no se va nadie sin hacerlo. ¿Creéis que en otros países se podría hacer así? Ahí dejo la pregunta. Deberíamos ser así.

En la lista de cosas que me han gustado es que todavía siguen existiendo las cabinas telefónicas públicas, me parece interesante, no sabes cuando se puede necesitar un teléfono público aunque lleves móvil.

Otra cosa, los niños van solos al colegio, son bastante pequeños, pero los hacen muy autónomos, a veces se juntan en grupos si viven cerca para ir juntos al colegio. En fin, creo que como sociedad tendríamos bastante que aprender e intentar imitar. Yo creo que tienen una máxima, por lo que yo he visto, no molestar a nadie, ¿no os parece un buen objetivo de vida?

Bueno, vuelta al viaje, llegamos al aeropuerto, todavía no han abierto las ventanillas de facturación de nuestro vuelo, nos esperamos, estamos allí, llegan dos chicos (no son japoneses, son vietnamitas, que no lo digo por racismo, lo digo para que veáis la diferencia) y se nos cuelan por todo el morro, en fin. Abren las ventanillas, con retraso, parece mentira para ellos, tardan bastante en ponerse en marcha, más de media hora y al final nos toca la más torpe. Nos está poniendo nerviosos, pero bueno al final salimos de allí, ahora a pasar el control de inmigración, esta vez es rápido y automático, como ya tienen nuestros datos de la entrada al país, pues eso va rápido, metiendo el pasaporte en una máquina es suficiente. Ahora a pasar el control, a sacar todo la mochila, bueno por lo menos no tenemos que quitarnos los zapatos y no hay que sacarlo todo, sólo los objetos electrónicos. Yo paso bien, te ponen en una plataforma con los brazos apartados del cuerpo y listo, la mochila de Pepe y la de Lidia se quedan retenidas. A ver qué pasa, la de Lidia es que no se había acordado de sacar una botella de agua, pues se tira y solucionado. Ahora Pepe, él lleva el neceser en la mochila y resulta que las crema Nivea no se pueden pasar (demasiado grandes), nada, eso no es problema, ya compraremos otra.

Todo listo. Ahora a buscar la puerta de embarque, cuando ya la tenemos localizada, paramos a comer en una cafetería que yo no la había oído nunca que se llama Dean y Deluca, está bueno. Habíamos comprado, por si acaso, algo en el 7/11 que hay dentro del aeropuerto, lo guardaremos para después. En esta cafetería Lidia ha comprado para Pepe un rollito de canela, dice que está muy bueno (a Pepe le gustan mucho).

Bueno, ya nos vamos para la puerta de embarque, nos sentamos a esperar, ahora si que se ven todo tipo de gente si miras a tu alrededor, la gente normal no llama la atención, pero los que se salen de eso, y si enciman parecen muñecas más. Han llegado dos chicas vestidas como lo que he dicho, muñecas con can-can, coletas con lazos, en fin, muy cómodo para viajar, otros adultos viajan con peluches, en fin, se ven cosas raras.

Por fin embarcamos, vamos en la fila 5, está bien. Esto os lo resumo, es viaje ha durado 6 horas y se nos ha hecho muy pesado, nos ha dado tiempo a todo, dormir, leer, ver series en la tablet y vuelta a empezar, estamos ya desesperados. Por fin aterrizamos, cuando salimos del avión, todavía nos queda pasar por inmigración. Que suerte, hay poca gente cuando llegamos y pasamos relativamente rápido. Ahora a recoger la maleta, mientras Pepe la recoge Lidia y yo vamos a comprar vino tinto en el Duty Free, sorpresa, está a mitad de precio que la otra vez que lo compramos.

Ahora a esperar el taxi y para casa. Llegamos rápido, tomamos algo ligero y a la cama, llevamos 14 horas dando tumbos, hemos hecho más de 10.000 pasos y eso que hemos venido en avión.

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